Una vez establecida la rutina de jugar o de usar las pantallas sin una condición previa, cuesta hacer el cambio y muchas veces acabamos «amenazando» con el castigo.
A partir de los 3 años se puede ir introduciendo el uso de pantallas seleccionando muy bien el contenido teniendo en cuenta la edad y acompañando en su uso (no solo supervisando) con un tiempo no superior a la media hora diaria y poniendo especial