¿Cómo se puede diferenciar el autismo adulto del trastorno límite de la personalidad?
Hay un solapamiento de algunos síntomas que se pueden dar en el trastorno del espectro del autismo (TEA) y en el trastorno límite de la personalidad (TLP), como son las dificultades para la regulación emocional, los problemas a la hora de mantener relaciones sociales o la afectación en la autoestima, entre otros. Por este motivo, a menudo a algunas personas se les diagnostica un TLP cuando en realidad tienen autismo. Esto es especialmente frecuente en las mujeres.
No obstante, cuando hablamos de TEA, hablamos del neurodesarrollo de la persona, con lo cual tenemos que poder ver esta expresión del autismo desde los primeros años de vida. En cambio, en un trastorno de la personalidad como el TLP, los rasgos se pueden ver en la adolescencia, pero no se debe diagnosticar hasta la edad adulta. Por otro lado, en el autismo hay rasgos diferenciales como el interés intenso o restringido en algún tema, o un procesamiento sensorial diferenciado que no se dan en el TLP, dos características que, junto a la evolución y la observación de otros síntomas, deberían ayudar a la hora de hacer un diagnóstico correcto.
En todo caso, cualquier persona autista o no, en un entorno familiar complejo, puede desarrollar patrones de conducta o rasgos de personalidad no funcionales. Los manuales diagnósticos actuales sí que permiten filiar conjuntamente el TEA y el TLP, aunque hay profesionales expertos que consideran que no es adecuado. Es un área en la que se tendrá que seguir investigando los próximos años.