No. La normalización del peso a través de unos hábitos alimentarios saludables es imprescindible, pero insuficiente. Tiene que ir acompañada de la mejora psicológica y social de la persona afectada por un trastorno de la conducta alimentaria
Los trastornos de la conducta alimentaria son trastornos de base emocional que hacen que la persona se sienta a menudo triste, angustiada, insegura, con baja autoestima, enfadada, etc.
Es muy frecuente que las familias se sientan culpables si un hijo o una hija desarrolla un trastorno de la conducta alimentaria y analicen «si no le hubiera dicho esto...», «si no lo hubiera presionado en aquello...».