COVID-19 y Trastornos de la Conducta Alimentaria

Las acciones de salud pública para limitar la propagación de la COVID-19 han sido aislar los casos positivos/contactos cercanos y restringir las interacciones sociales para reducir la transmisión del virus. El confinamiento ha supuesto un factor de estrés significativo para una parte de la población general y para colectivos específicos, como personas con patología mental previa. Específicamente, las consecuencias del confinamiento se han considerado como un posible factor precipitante para el desarrollo de un TCA en población vulnerable y, en personas con patología alimentaria previa, un factor de riesgo de recaída o empeoramiento de la sintomatología alimentaria. Además, durante el estado de alarma, muchos de los tratamientos de las personas con TCA se vieron interrumpidos o cambiaron a telemático; sin disponer actualmente de datos empíricos de su eficacia. Otra consecuencia derivada del confinamiento ha sido el retraso de los nuevos casos en acudir al pediatra o médico de familia que ha implicado una derivación a los centros especializados en un estadio de la enfermedad más avanzado.

A través del presente encuentro digital intentaremos dar respuesta a las siguientes cuestiones en relación a las consecuencias de la pandemia en la patología alimentaria: ¿Cuál ha sido el alcance del impacto de la pandemia en la población con TCA en nuestro medio?¿Ha afectado de forma diferenciada a las personas con anorexia nerviosa, bulimia nerviosa, trastorno por atracones u obesidad?¿Ha habido diferencias en la expresión sintomática entre la población pediátrica y adulta?¿Cuál ha sido la aceptación y eficacia de la atención telemática en las personas con TCA? ¿Y en sus familiares?¿Cómo ha afectado las consecuencias de la pandemia a los familiares y cuidadores?¿Cuál ha sido el papel de las asociaciones durante el confinamiento, desescalada y la vuelta a la “nueva normalidad”?.

Fotografia: Ariadna Creus y Àngel García | Banc d'Imatges Infermeres