Los antidepresivos, a diferencia de otros medicamentos, tardan entre dos y cuatro semanas en empezar a producir mejoría en el estado de ánimo. No obstante, la ansiedad o el insomnio que puedan estar asociados a la depresión pueden mejorar a los pocos días de haber iniciado el tratamiento.

Durante este periodo de latencia, la persona puede no notar aún la mejoría, pero sí presentar algún posible efecto secundario. Esto puede provocar una sensación de desconfianza hacia la medicación y un riesgo de incumplimiento.