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Josep Lluís Matalí, jefe de la sección de Psicología y Consultas Externas de la Unidad de conductas adictivas del Hospital Sant Joan de Déu Barcelona, y Jordi Bernabeu, psicólogo de la División de salud mental de la Fundació Althaia.

«El debate sobre el uso de las pantallas es más complejo que "móvil sí" o "móvil no"»

Marta Aragó
Marta Aragó Vendrell
Periodista. Coordinadora de contenido
SOM Salud Mental 360
Grupo de adolescentes con el móvil

¿Tiene algún sentido tener un debate sobre «pantallas sí» o «pantallas no» cuando, como dice el título de vuestro libro, vivimos entre pantallas?

Josep Lluís Matalí: «El debate es necesario, pero quizás la polarización radical del debate no tanto. Estamos en un momento en el que es más difícil buscar consenso que discutir. El uso de la tecnología es una realidad tan dinámica, que hay que irla cuestionando y replanteando constantemente, porque va cambiando y nos tenemos que ir adaptando. Pero lo que es importante, y con esta intención hemos escrito el libro Viure entre pantalles (Vivir entre pantallas), es ponerlo todo sobre la mesa y hablar, algo que quizás no hemos hecho hasta ahora. Quizás tendríamos que haber dedicado más tiempo y más esfuerzos para ver cuáles eran los pros y contras, las ventajas y los inconvenientes, de la introducción de las pantallas en la población».

Jordi Bernabeu: «Cuando hablamos de pantallas, estamos hablando de mucho más que dispositivos, estamos hablando de usos diversos. Intentar reducir esta complejidad a partir de una variable sí-no o «a favor» o «en contra» hace que perdemos muchos matices. En todo caso, tendríamos que pensar cómo trabajamos el impacto de la digitalidad en la vida de las personas y en cómo evitar los usos problemáticos. Entrar a polarizar es una trampa que nos ponemos a nosotros mismos y que solo lleva a más polarización. Lo que hace falta es compartir criterios». 

Lo que es evidente es que el uso de la tecnología por parte de los niños y los adolescentes está generando una preocupación entre las familias e, incluso, una alarma social. ¿Hay que regular y poner medidas de control?

Jordi Bernabeu: «Nosotros hace tiempo que decimos que hay que regular, pero otra cosa es si coincidimos o no con el análisis de la problemática. Es decir, ¿qué es lo que queremos prevenir? Regular también quiere decir poner encima la mesa que quizás tendremos que definir que hay diferentes usos. No es lo mismo una hora de WhatsApp que una hora de YouTube si estás mirando un documental; no es lo mismo usar el ChatGPT para hacer un plagio que para que te ayude a hacer un trabajo. Por eso decimos que el debate tiene que ser más amplio. ¿Cómo regulamos los diferentes usos? ¿Cómo regulamos los instrumentos? ¿Cómo regulamos las aproximaciones: cuándo y cómo empezamos a introducir progresivamente las pantallas? ¿El debate es el instrumento o el debate es la digitalidad?».

Josep Lluís Matalí: «Sí, creo que necesitamos un debate mucho más cuidadoso, más científico y algo más tranquilo, que no lo simplifique todo a «móvil sí» o «móvil no». El gran reto, para mí, es la formación y la capacitación digital de la población. El objetivo es que tengamos capacidad de autoregulación. Actualmente, no tenemos todavía una respuesta ante la pregunta de si las redes sociales causan trastornos mentales. Necesitamos más estudios longitudinales para decirlo de manera robusta. Lo que sí que es una realidad es que las pantallas, generalmente, son un gran mediador entre los malestares y las problemáticas. Por ejemplo, los estudios sobre soledad no observan una relación directa de la soledad con el uso de las pantallas, pero sí que apuntan que el uso de las pantallas atenúa este sentimiento. También hay algunos estudios que dicen que las pantallas pueden aumentar el impacto de una depresión en una persona que ya tiene el trastorno, pero, al mismo tiempo, también pueden ser una ayuda para salir de ella. Es en este sentido que pensamos que las aproximaciones maximalistas son cuestionables».

De acuerdo, las pantallas no son la causa de todos los malestares de los niños y adolescentes, pero eso no quiere decir que no haya algunas problemáticas complejas derivadas o asociadas al uso de la tecnología, ¿no?

Josep Lluís Matalí: «En ningún caso negamos que haya problemas asociados al mal uso de la tecnología. Pero lo que defendemos es que el análisis tiene que ser algo más complejo. ¿Cómo se puede reducir una situación tan compleja a una única variable? Este discurso único es falso. Cuando tú dices «si eliminamos las pantallas, la salud mental de los jóvenes mejorará», esta frase, sin tener en cuenta el contexto biológico y psicológico o la situación socioeconómica de las personas, y sin que esto vaya acompañado de otros cambios, no es real. Estamos dando un mensaje a la población que no es cierto. A veces parece que se trate más de un debate social y político, que no de salud. Nosotros defendemos que hay que parar y reflexionar en profundidad para tomar decisiones».

Jordi Bernabeu: «Está claro que el uso de pantallas puede ser problemático. Además, tenemos que ser capaces de dar respuesta a todas estas preocupaciones. Que haya problemas en los entornos digitales comporta que pueden haber efectos negativos. Esto no lo negamos. Ahora bien, los problemas tienen focos de origen diversos, y a menudo acabamos confundiendo entre preocupación, problema y síntoma, y puede ser que acabemos patologizando lo que nos preocupa, sin atender a otras variables muy importantes, que a la vez lo condicionan».

Adolescentes y entorno digital

El uso de los entornos digitales: preocupaciones y retos

La Generalitat de Catalunya se plantea prohibir el uso del móvil en los centros educativos en todas las etapas obligatorias. ¿Creéis que es una buena medida?

Jordi Bernabeu: «Creo que los móviles no pueden campar libremente por un instituto y que se tiene que regular su uso. Pero de aquí a hacer una lectura cien por cien demoníaca... Otro tema es que este tipo de medidas están hechas desde una visión que quiere preservar una preocupación adulta muy concreta y que de alguna manera no tiene en cuenta la complejidad y las contradicciones que giran alrededor del mundo adolescente. Los niños pueden decidir muchas cosas a pesar de ser menores de edades, pero el móvil parece que sea lo único que no pueden decidir. Es decir, prohibimos el móvil en los institutos porque no responde a nuestras expectativas adultas sobre el rendimiento académico de nuestros hijos, pero, en cambio, cuando se trata de saber dónde están y qué hacen fuer de la escuela, entonces sí que nos interesa que lleven el móvil. Estamos poniendo encima la mesa una serie de contradicciones que me atrevo a decir que no hemos superado todavía». 

Necesitamos un debate mucho más cuidadoso, más científico y algo más tranquilo, que no lo simplifique todo a «móvil sí» o «móvil no». El gran reto es la formación y la capacitación digital de la población.

Josep Lluís Matalí: «La conclusión fácil es decir que los niños van a la escuela a aprender y punto, y que los móviles no hacen falta. Pero creo que tenemos que analizar qué se quiere conseguir con esta prohibición. Si lo que se quiere conseguir es mejorar el rendimiento académico, es una cosa; si queremos que los niños tengan un espacio para potenciar la capacidad de relacionarse de otras maneras, es otra. Para mí, la verdad, esta medida se queda corta, porque creo que tiene que ir asociada a una lectura poblacional, a una reflexión de cómo ponemos un poco de orden a todo ello, a la capacitación de los padres y a una introducción más progresiva de las pantallas. Y aquí veo también una gran contradicción: nosotros los decimos a nuestros hijos que el móvil es un veneno y estamos 24 horas al día y siete días a la semana con el móvil. ¿Queremos un cambio? Pues este cambio tiene que pasar por reducir nosotros el uso del teléfono». 

En el libro Viure entre pantalles apostáis por acompañar a los jóvenes en este mundo digital utilizando el sentido común. ¿Cómo debe ser este acompañamiento? 

Jordi Bernabeu: «En el libro intentamos dar argumentos para que cada cual acompañe en el marco de sus circunstancias, de sus puntos de vista, pero con el fin de que haya un criterio detrás, un sentido. Nosotros apostamos por personalizar los acompañamientos en función de la persona, haya o no un trastorno de salud mental, y en función de los usos. Claro que hacen falta marcos reguladores que tienen que servir para todo el mundo, pero no se trata en este caso de establecer unas pautas generales, sino de poner criterio ante la realidad de tu alrededor. Acompañar no es que el primer día que tu hijo sale de fiesta le des cien euros y le digas «ya volverás», sino que, progresivamente, vayas introduciendo desde tu sufrimiento a su autonomía». 

Intentamos dar argumentos para que cada cual acompañe en el marco de sus circunstancias, de sus puntos de vista, pero con el fin de que haya un criterio detrás, un sentido.
 

Josep Lluís Matalí: «Lo que queremos transmitir es que el mejor prescriptor eres tú, si tienes formación, puesto que no hay nadie que conozca tu realidad mejor que tú. Como tenemos una vida acelerada, a veces nos es más fácil que nos den las pautas, pero te servirá mucho más que pongas tú los criterios, ajustados a la realidad de tu familia. Ante esto, nos ha parecido más interesante no buscar recetas mágicas, sino buscar reflexiones, para que puedas tener elementos que te ayuden a decidir qué tienes que hacer con la digitalidad en tu casa. Yo no te diré «a partir de las nueve, le quitas el móvil a tu hijo», porque hay realidades muy diversas, y quizás aquel niño, a partir a las nueve, puede hablar con su madre o con su padre, que vive en otra casa. Pero sí que te diré que la exposición a las pantallas altera la secreción de melatonina y que pueden aumentar los problemas del sueño, y por eso la recomendación es que una hora antes de ir a dormir no se utilicen. Para ser un buen autoprescriptor tenemos que tener conocimiento y sentido crítico; ser conscientes, por ejemplo, de lo que supone el scroll infinito o el algoritmo personalizado de algunas redes sociales, o que los videojuegos están pensados para perpetuar conductas y que hay algunas propiedades, como las loot boxes (cajas boté), que con chicos y chicas más vulnerables pueden ser un disparador del juego patológico y los riesgos que implica».

Pantallas en el aula

Prevención familiar, escolar y comunitaria en el uso de las pantallas

¿Debemos poner límites y prohibiciones en casa?

Josep Lluís Matalí: «Claro, acompañar también quiere decir no acceder a presiones, poner límites, decir «ahora sí, ahora no». Cuando revisas la literatura, ves que no tiene el mismo impacto una aplicación como WhatsApp que el que puede tener Instagram o TikTok, por ejemplo. Yo a mi hijo le puedo decir WhatsApp sí, con un pacto de supervisión, y las redes sociales quizás las dejaremos para más adelante, cuando lo vea con capacidad para gestionarlas, y después las puedo ir introduciendo progresivamente. Pero es que también le puedo decir: «Te he dado un dispositivo y veo que no lo usas bien, pues quizás te lo tengo que quitar, porque si no eres bastante maduro, no puedo confiar en ti». Pero aquí entra otro debate, y es que tenemos una vida que se nos ha comido, una población muy tensionada . En este sentido, evidentemente, pensamos que los padres no son culpables ni negligentes, sino que hay que dotarlos de herramientas para ayudarlos».

Prohibir los móviles en las escuelas no sirve, si no va asociado a una lectura poblacional, a una reflexión de cómo ponemos un poco de orden en todo esto, a la capacitación de los padres y a una introducción progresiva de las pantallas.

¿El acompañamiento, con criterio, es la clave de la prevención?

Jordi Bernabeu: «Cuando hablamos de prevención hablamos de que los chicos y chicas tengan vidas organizadas y se sientan acompañados, que tengan personas a su lado que les ayuden a trabajar las emociones, los pensamientos, con relatos complejos ante situaciones complejas. No solo cómo te sientes, sino qué piensas sobre esto. Y que les ayuden también a cuidar su cuerpo, más allá del deporte. Seguramente, tienen más valor las sobremesas en familia que los días sin pantallas. Si a tu hijo le quitas el móvil y lo dejas en la habitación jugando al solitario, no tienen mucho sentido, porque quizás es mejor darle el móvil y que se relacione con sus amigos. Lo que tiene sentido es recuperar la esencia de la comunicación y la conexión íntima con los demás». 
 

Josep Lluís Matalí: «Más que un problema de pantallas, tenemos un problema relacional. El mejor factor protector es la reconexión entre nosotros. Por lo tanto, yo priorizaría y pondría el esfuerzo en esto. A veces, esto significa dejar los móviles sobre la mesa, hablar y compartir la vida. Debemos repriorizar y reconectar con nosotros mismos, y el resto ya vendrá. Creo que se tiene que hablar de la vida, y esto incluye también los problemas de la vida, de aquello que nos resulta más difícil. Tener conversaciones complejas ayuda a madurar en todos los sentidos». 

He aprendido algo con este contenido
Mosaico de imágenes de adolescentes en entornos escolares, familiares y de ocio
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Este contenido no sustituye la labor de los equipos profesionales de la salud. Si piensas que necesitas ayuda, consulta con tu profesional de referencia.
Publicación: 17 de Febrero de 2025
Última modificación: 21 de Marzo de 2025

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Si sufres de soledad o pasas por un momento dífícil, llámanos.

En un tiempo de intenso debate y cierta polarización sobre el uso de los móviles -y de las pantallas en general- por parte de los niños y adolescentes, Jordi Bernabeu y Josep Lluís Matalí apuestan por alejarnos de discursos que simplifican una realidad tan compleja y cambiante como es el uso de la tecnología. Con la intención de «parar, reflexionar y ver los pros y contras de la digitalidad», más allá de los dispositivos, han escrito el libro Viure entre pantalles.

Acostumbrados a ver las problemáticas asociadas a un mal uso de la tecnología, consideran que el gran reto es la formación y la capacitación digital de la población. En este libro, ofrecen algunos criterios para que cada uno pueda decidir cómo acompañar a sus hijos en el uso de las pantallas según sus circunstancias personales.

Hablamos con ellos de la preocupación social que despierta el uso de la tecnología, de la prohibición de los móviles en las escuelas y de cómo acompañar en la digitalización, pero también de la importancia de la comunicación familiar, las sobremesas y la conexión personal con los demás.