En el libro Viure entre pantalles apostáis por acompañar a los jóvenes en este mundo digital utilizando el sentido común. ¿Cómo debe ser este acompañamiento?
Jordi Bernabeu: «En el libro intentamos dar argumentos para que cada cual acompañe en el marco de sus circunstancias, de sus puntos de vista, pero con el fin de que haya un criterio detrás, un sentido. Nosotros apostamos por personalizar los acompañamientos en función de la persona, haya o no un trastorno de salud mental, y en función de los usos. Claro que hacen falta marcos reguladores que tienen que servir para todo el mundo, pero no se trata en este caso de establecer unas pautas generales, sino de poner criterio ante la realidad de tu alrededor. Acompañar no es que el primer día que tu hijo sale de fiesta le des cien euros y le digas «ya volverás», sino que, progresivamente, vayas introduciendo desde tu sufrimiento a su autonomía».
Intentamos dar argumentos para que cada cual acompañe en el marco de sus circunstancias, de sus puntos de vista, pero con el fin de que haya un criterio detrás, un sentido.
Josep Lluís Matalí: «Lo que queremos transmitir es que el mejor prescriptor eres tú, si tienes formación, puesto que no hay nadie que conozca tu realidad mejor que tú. Como tenemos una vida acelerada, a veces nos es más fácil que nos den las pautas, pero te servirá mucho más que pongas tú los criterios, ajustados a la realidad de tu familia. Ante esto, nos ha parecido más interesante no buscar recetas mágicas, sino buscar reflexiones, para que puedas tener elementos que te ayuden a decidir qué tienes que hacer con la digitalidad en tu casa. Yo no te diré «a partir de las nueve, le quitas el móvil a tu hijo», porque hay realidades muy diversas, y quizás aquel niño, a partir a las nueve, puede hablar con su madre o con su padre, que vive en otra casa. Pero sí que te diré que la exposición a las pantallas altera la secreción de melatonina y que pueden aumentar los problemas del sueño, y por eso la recomendación es que una hora antes de ir a dormir no se utilicen. Para ser un buen autoprescriptor tenemos que tener conocimiento y sentido crítico; ser conscientes, por ejemplo, de lo que supone el scroll infinito o el algoritmo personalizado de algunas redes sociales, o que los videojuegos están pensados para perpetuar conductas y que hay algunas propiedades, como las loot boxes (cajas boté), que con chicos y chicas más vulnerables pueden ser un disparador del juego patológico y los riesgos que implica».
Prevención familiar, escolar y comunitaria en el uso de las pantallas