Los niños con trastorno del espectro del autismo tienen dificultades en la comunicación y en la interacción social y anomalías sensoriales que pueden causar conductas desafiantes y alteraciones del comportamiento. En ocasiones, esta conducta es el medio que utilizan para expresar sus necesidades y frustraciones, y para adaptarse al entorno.

Es importante identificar la función que tiene esa conducta agresiva, ofrecer estrategias alternativas de comunicación y fomentar habilidades de comunicación, interacción y regulación emocional y conductual. Es un proceso lento, pero con un trabajo intensivo y guiado por profesionales se observan mejoras en los niños y niñas con TEA.