La muerte por suicidio de una persona joven supone una devastación y una experiencia muy traumática para los familiares y amigos, nos marca de por vida.
Aproximadamente 1 de cada 4 miños o adolescentes desarrollará un trastorno de salud mental asociado a la enfermedad médica. Una enfermedad crónica supone un reto importante para el niño o adolescente que la padece.