Pautas para realizar actividad física en las piscinas

Se estima que en España hay más de un millón de piscinas registradas, de las cuales un 7% son piscinas comunitarias, según datos de 2022 de la Federación de Asociaciones de Empresarios de la Piscina (ASOFAP). Disponemos pues de más de 88 mil piscinas de uso comunitario con un alto potencial como escenario de actividades físicas que benefician la salud física, mental y social de la ciudadanía.

Existe numerosa evidencia científica sobre los beneficios de la práctica de ejercicio físico sea cual sea el lugar donde se practique. El medio acuático tiene, sin embargo, algunas particularidades que lo hacen especialmente interesante cuando hablamos de personas con discapacidad física, intelectual o psicosocial.

Los ejercicios en la piscina contribuyen a ganar resistencia cardiovascular, coordinación motora y fortaleza muscular y de las articulaciones. El agua es, además, un medio que permite realizar actividad de bajo impacto. El medio acuático contribuye a sentir más relajación y tranquilidad, factor que fomenta el bienestar general. Hacer uso de un espacio comunitario es a su vez una excelente oportunidad de relacionarse e interactuar con otras personas de nuestra comunidad.

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¿Cómo tiene que ser la actividad física terapéutica en las piscinas?

Según se recoge en la Guia per a la Prescripció d'Activitat Física al Medi Aquàtic, elaborada por el Parc Sanitari Sant Joan de Déu, con el apoyo de Fluidra, la Fundación Fluidra y Solidaridad Sant Joan de Déu, hay diferentes elementos clave a valorar en el momento de diseñar una actividad en el medio acuático para asegurarse que las personas participantes realicen ejercicios y movimientos seguros y efectivos bajo la supervisión de profesionales capacitados.

Antes de la actividad

Es importante que el equipo profesional de la instalación valore, en la primera sesión, el estado físico de la persona, así como posibles dificultades o limitaciones. El objetivo es adaptar los ejercicios a las necesidades de cada participante.

Características de la actividad

• Se recomienda que la actividad dure entre 45 minutos y 1 hora por sesión.
• La frecuencia ideal es una o dos sesiones por semana.
• La intensidad de la actividad se debe adaptar al grupo. Se empieza con una intensidad baja o moderada, que va aumentando a medida que avanzan las sesiones.
• La estructura de la actividad debe incluir: calentamiento, movilidad y activación, parte principal de la actividad y estiramientos.
• Los ejercicios previstos pueden ser individuales, en pareja o en grupo.
• Se recomienda el uso de música para el diseño de las actividades, con variedad y ritmos diferentes que permitan jugar con la intensidad.
• Se pueden incluir conceptos lúdicos en la sesión, puesto que los juegos fomentan la cooperación, el trabajo en equipo y la cohesión de grupo.
• Hay diversos elementos que puedes utilizar en el diseño de las actividades: mancuernas, palas, pelotas, tablas, churros de flotación o colchones de piscina.

El medio acuático permite el desarrollo de diferentes tipos de actividades de mayor o menor intensidad, además de la natación. Las actividades más desarrolladas son:

• Aquagym, que incluye ejercicios aeróbicos.
• Aquafitness, que incluye actividades de más intensidad como correr en el agua, pedalear en bicicletas sumergidas o practicar movimientos de boxeo.
• Ejercicios de resistencia con tablas.
• Actividades de estiramientos y relajación, como el yoga acuático o la flotación y relajación.
• Actividades de tipo recreativo, desde el waterpolo al voleibol acuático, por ejemplo.

Estos consejos forman parte de la Guia per a la Prescripció d'Activitat Física al Medi Aquàtic del Projecte Thalassa. En este proyecto de investigación de la Unidad de Investigación del Parc Sanitari Sant Joan de Déu, se ha evaluado el impacto de la actividad física en el medio acuático en personas con trastorno de salud mental grave, a lo largo de dos años y en diferentes municipios del área de Barcelona.