- ¿Por qué nos cuesta tanto controlar la ansiedad?
- ¿Qué es lo que desencadena una crisis de ansiedad, tanto emocional como físicamente?
- ¿Cuáles son los primeros síntomas?
- ¿Una crisis de ansiedad se puede prevenir?
- Si empezamos a notar los primeros síntomas, ¿qué debemos hacer?
- ¿Los síntomas son los mismos en cada persona? Es decir, si hemos pasado una crisis de ansiedad, ¿debemos observar los mismos síntomas para detectar una segunda crisis?
- ¿Qué es lo que nunca debemos hacer si estamos teniendo una crisis de ansiedad?
- ¿Qué debo hacer para no autolesionarme cuando tengo una crisis de ansiedad?
- ¿Cómo podemos ayudar a una persona que está teniendo un ataque de ansiedad? ¿Hay que darle espacio o, por el contrario, hay que abrazarla y consolarla?
- ¿Todo el mundo puede tener un ataque de ansiedad o hay personas propensas?
- ¿Qué pautas dais vosotros para prevenir las crisis de ansiedad?
- ¿Los síntomas de una crisis de ansiedad en niños son diferentes de los adultos?
- ¿Qué herramientas podemos aplicar mientras ocurre una crisis de ansiedad manifestada con dolor de barriga, vómitos o llanto que puedan causar una mejoría de ánimo rápido en una niña adolescente de 12 años?
- ¿Existe alguna frase o palabra clave que pueda ayudar a la persona que está teniendo una crisis? Si pactamos con ella antes esa frase o palabra, ¿puede ayudar?
- ¿Qué personas son más proclives a tener ansiedad ante un examen o una entrevista de trabajo?
- ¿La crisis de ansiedad puede producir una subida de la tensión arterial?
- Si tenemos crisis de ansiedad continuadas en el tiempo, ¿podemos llegar a tener problemas cardíacos?
- ¿Una crisis de ansiedad puede estar escondiendo una dolencia física? ¿Cómo sabemos si el dolor físico es realmente por ansiedad?
- En caso de que se dé una crisis de ansiedad en medio de un partido o competición deportiva, ¿cómo deben actuar los técnicos?
- ¿Cuál es la relación entre la ansiedad y la fobia social?
- Como enfermeras, ¿cómo podemos ayudar en una crisis de ansiedad?
- En muchas ocasiones tenemos las ganas de realizar intervenciones y quizá a veces menos es más... Y una persona que sufre una crisis de ansiedad entiendo que necesita también su espacio. ¿Qué recomendáis no hacer? ¿Qué errores creéis que cometemos con más frecuencia los profesionales sanitarios?
- ¿Cómo podemos contener una crisis de ansiedad en 10 o 12 minutos, que son los que disponemos en consulta para atender a las personas? ¿Hay alguna herramienta exprés a nivel de apoyo y ayuda profesional?
¿Qué es lo que desencadena una crisis de ansiedad, tanto emocional como físicamente?
Muchas veces, lo que desencadena una crisis es una situación que ya hemos identificado como «peligrosa». Es decir, por ejemplo, si tengo una crisis en el metro puedo identificar el metro como un posible desencadenante, y eso me puede llevar a evitar ir en metro o a que reaparezca una nueva crisis si lo hago. Por eso, otras veces el desencadenante es el pensamiento. Pensar «¿y si me pasa?» ya vuelve a conectar las alarmas.
Podríamos decir que tenemos la alarma del peligro demasiado fina, es decir, esta respuesta que nos puede ser útil para salvar la vida ante un peligro aparece cuando no toca o es demasiado intensa, con lo que ya no nos es útil y nos puede limitar mucho la vida.
La ansiedad tiende siempre a anticipar un futuro catastrófico, aunque nunca se haya cumplido. Otras veces, en cambio, a la persona le cuesta identificar un desencadenante, y es lo que llamamos crisis inesperadas. En estas ocasiones el desencadenante suele ser una sensación física. Por ejemplo, cuando uno no ha dormido bien y tiene el cuerpo extraño, o si la mujer tiene la menstruación, o si estamos resfriados, o si escuchamos un ruido fuerte, o ante situaciones emocionales (películas, etc.). Todo esto nos altera el cuerpo y puede hacer saltar también la alarma.
Por esto es tan difícil de controlar un ataque (viene cuando quiere). De hecho, muchas veces, cuanto más lo intentamos, más nerviosos nos ponemos porque es muy difícil, y cuanto más pendientes de los síntomas estamos, más ansiedad nos provoca. Lo que sí podemos controlar es cómo afrontamos el miedo para que no nos limite la vida.