Ya de adultos, ¿cómo podemos saber si tenemos un TEA si nunca nos han diagnosticado?
Los síntomas pueden ser diferentes en mujeres y hombres, pero que hay un cierto infradiagnóstico en mujeres. Es cierto que una persona adulta que vea que, por ejemplo, tiene dificultades para socializar, o problemas de comunicación como ser muy literal o no entender los dobles sentidos, o preferir en exceso las rutinas, o tener unos intereses muy intensos y marcados, entre otras, podría sospechar que puede ser una persona con autismo.
Los hombres, en la niñez, creo que pueden ser más fácilmente diagnosticados porque son como «pequeños profesores» en su tema de interés. Además, si están confusos respecto a su situación y expresan su frustración de forma notoria, eso hace que sean más fácilmente detectables.
Las niñas, por el contrario, acostumbran a enfrentarse a los problemas imitando a nuestras amigas, pasando más desapercibidas. ¡Cuidado! Que eso hace que sean especialmente vulnerables al abuso, pues su deseo de pertenecer al grupo y las dificultades en lo social y en la comprensión de los contextos les lleva a interpretar, por ejemplo, el acercamiento sexual como un signo de aceptación por parte de los demás.
Evidentemente, cada persona es un mundo y aunque el autismo suele mostrarse en las primeras fases del desarrollo, puede no manifestarse plenamente hasta que las demandas sociales les sobrepasan. Y esto puede ser un momento diferente para cada persona.