Los equipos de atención primaria pueden llevar a cabo diferentes acciones para evitar que esas conductas de riesgo evolucionen hasta un posible trastorno de la conducta alimentaria.
Los niños con TDAH presentan una alteración en las vías de la dopamina, que juegan un papel clave en el esfuerzo, la motivación y el aprendizaje. Por eso, tienen dificultades en asociar los distintos estímulos a las recompensas.