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Vanessa Anaya Lozano
Enfermera. Persona con experiencia propia en TCA

«Cuando empecé a recuperar peso, los miedos volvieron»

Vanesa Anaya

Me llamo Vanesa, tengo 32 años y soy enfermera. Tuve anorexia nerviosa a los 12 años, y a los 30 tuve una recaída de la cual he conseguido recuperarme.

No pretendo relatar cómo sucedió ni qué sentí durante el trastorno de la conducta alimentaria, sino más bien explicar mi proceso de recuperación. Especialmente quiero compartir cómo logré reconciliarme con mi cuerpo y aceptar el aumento de peso.

En medio de mi recaída, me mudé sola de Menorca a Oviedo para completar mi último año de carrera. Encontré la fuerza para pedir ayuda a una psiquiatra, explicándole mi situación de soledad y la evolución de mi situación. Reconocer que no podía hacerlo sola fue fundamental. Finalicé mis prácticas y comencé a asistir al hospital de día.

Adolescente caminando

¿Cómo evitar las recaídas en los trastornos de la conducta alimentaria?

Fue un proceso difícil, no se trataba solo de la comida o el peso, había problemas familiares, económicos, soledad, vacío... Sentía que solo me acompañaban el TCA y la falsa creencia de que restringiendo mi alimentación y manteniéndome delgada me sentiría mejor y sería más valiosa. ¡Error! Todo era mentira, lo aseguro ahora que estoy recuperada.

En casa, decidí hacer una lista de desafíos y trampas del TCA. Eliminé la báscula del baño y de la cocina, así como las aplicaciones relacionadas con comida y ejercicio. Con la ayuda de la psiquiatra, especialmente en las sesiones grupales, fui trabajando para resolver esos problemas que llevaba en la mochila.

El desafío de la recuperación ponderal

Poco a poco comencé a recuperar peso y los pensamientos negativos volvieron: la no aceptación, la sensación de no valer, de no gustar, el miedo a volver a sentir... Entonces decidí llenar todos los espejos con frases positivas y motivadoras que leía cada vez que me miraba en ellos. Cuando la ropa me quedaba pequeña, recordaba mi mantra:  «Recuperar peso es recuperar la vida, debo confiar en mi cuerpo».

Después de deshacerme de la ropa que ya no me servía, me enfrenté al desafío de comprar ropa de una talla más grande. Con la ayuda de una amiga, evitaba mirarme al espejo y elegía prendas sin mirar la talla, pidiendo a la dependienta la talla que creía que me serviría. Esto me ayudó a no obsesionarme con las tallas.

Una lucha personal para mí fue evitar compararme con otras chicas. Cada vez que lo hacía, trataba de recordar la importancia de la diversidad. Aquellas que veía como mejores que yo por su cuerpo probablemente tenían preocupaciones propias, independientemente de su apariencia física.

Comencé a recuperar peso y los pensamientos negativos volvieron. Entonces decidí llenar todos los espejos con frases positivas y motivadoras que leía cada vez que me miraba en ellos.

Cuando alguien criticaba mi cambio, me recordaba que la sociedad está plagada de prejuicios contra personas con sobrepeso. Entendía que no era un problema personal haber aumentado de peso, sino que era un reflejo de la persona que emitía ese juicio superficial.

Miedos recuperacion tca

Miedos que afloran en el proceso de recuperación de un TCA

Cuando llegó el hambre voraz sentí un miedo terrible a no poder parar de comer o a subir de peso, entonces sentí que me frenaba, que no quería seguir y busqué ayuda de una amiga nutricionista, quien me explicó que era normal, que el cuerpo se preparaba por si volvía a dejarle hambriento y que debía escuchar a mi cuerpo y darle lo que necesitaba para volver a un equilibrio. Después de seguir su consejo durante una semana que volví a Menorca y me rodeé de amigos, con mucho mucho miedo, con ansiedad e incluso rabia, descubrí que el deseo por ciertos alimentos disminuyó al satisfacerlo. Poco a poco, aceptando los cambios,reorganizando mis pensamientos, confiando en mi cuerpo, comencé a sentirme mejor frente al espejo y frente al plato.

Elegía prendas sin mirar la talla, pidiendo a la dependienta la talla que creía que me serviría. Esto me ayudó a no obsesionarme con las tallas.

Así como recaí sin darme cuenta, también fui recuperándome poco a poco. Noté que renové todo mi armario y no me sentía mal, ya no me obsesionaba con las calorías de mi plato y dejé de hacer ejercicio solo para quemarlas.

En la actualidad, me valoro por ser quien soy, priorizo mi salud, las amistades, la familia, el ocio y el trabajo. He aprendido  a aceptar mis emociones y a canalizarlas de manera saludable. Busco mantener una alimentación equilibrada, siendo flexible y disfrutando de la comida, y considero el ejercicio como parte de mi vida social y de ocio.

Este contenido no sustituye la labor de los equipos profesionales de la salud. Si piensas que necesitas ayuda, consulta con tu profesional de referencia.
Publicación: 24 de Septiembre de 2024
Última modificación: 25 de Septiembre de 2024

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Si sufres de soledad o pasas por un momento dífícil, llámanos.

Vanessa comparte con nosotros su experiencia con la anorexia nerviosa, que desarrolló cuando era una niña. Enfermera de profesión, tras vivir todo un proceso de recuperación, en el que también ha habido recaídas, se ha especializado en los trastornos alimentarios. Y con la intención de ayudar a personas que puedan estar pasando por una situación similar, hace una labor de sensibilización a través de su perfil de InstaGram @resiliencia_tca y ofrece talleres en escuelas y para familias.    

Su testimonio se centra en algunos de los momentos más complicados de su recuperación, en los que tuvo que enfrentarse a temores que la «aterraban», como subir de peso o tener que comprar ropa de una talla más grande, y comparte algunas de las estrategias que utilizó entonces para poder superar estos desafíos y volver a confiar en ella, a quererse y a  «reconciliarse» con su cuerpo.