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Cómo acompañar a los alumnos con ARFID desde la escuela

Estrategias de intervención para centros educativos
Dra. Laura Cañas Vinader

Dra. Laura Cañas Vinader

Psicóloga general sanitaria. Unidad Funcional Integrada de Trastornos de la Conducta Alimentaria. Área de Salud Mental
Hospital Sant Joan de Déu Barcelona
Ana María Molano Beteta

Ana María Molano Beteta

Enfermera especialista en salud mental. Coordinadora enfermera de la Unidad Terapéutica de TCA - Minerva. Área de salud mental.
Hospital Sant Joan de Déu Barcelona
Niña triste delante de un plato en un comedor escolar

Resumen

Las escuelas juegan un papel esencial en la detección temprana y el apoyo a los alumnos con ARFID. Pueden promover conocimiento sobre el trastorno, ofrecer soporte emocional y fomentar un entorno inclusivo durante las actividades relacionadas con la comida. Es prioritario implementar programas de bienestar, colaborar con las familias y los profesionales de la salud, y seguir algunas pautas en los comedores escolares para ayudar a estos alumnos. Un enfoque comprensivo y flexible por parte de los educadores es fundamental para fomentar el bienestar emocional y social de los estudiantes con ARFID.
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Las personas con un trastorno por evitación o restricción de la ingesta de alimentos, conocido como ARFID (por sus siglas en inglés, Avoidant Restrictive Food Intake Disorder), suelen rechazar ciertos alimentos debido a una falta de interés general por la comida, a miedos específicos (como el temor a atragantarse, vomitar o experimentar dolor, entre otros) o a características sensoriales (como el color, la textura, el olor o el sabor) que les resultan desagradables. Este comportamiento puede llevar a una selección extremadamente limitada de alimentos, lo que, a su vez, puede provocar déficits nutricionales, dificultades en el crecimiento y el desarrollo (especialmente en niños y adolescentes), así como una interferencia significativa en su vida social y emocional (funcionamiento psicosocial). 

Las personas con ARFID pueden evitar situaciones sociales relacionadas con la comida, como comedores escolares, fiestas de cumpleaños, reuniones familiares o excursiones escolares, entre otras. La presión de comer en estos entornos puede generarles malestar emocional, llevándolos a sentirse incómodos o estresados al enfrentarse a situaciones en las que se espera que prueben nuevos alimentos o compartan comidas con otras personas. Con el tiempo, pueden desarrollar conductas de evitación que conducen, progresivamente, a un sentimiento de aislamiento social y a dificultades para establecer vínculos con sus compañeros. A largo plazo, la percepción de ser «diferentes» puede afectar su autoestima, provocando vergüenza o temor al juicio de los demás.

La detección temprana de estas dificultades en la población infantojuvenil es crucial para prevenir el desarrollo de sintomatología clínica a largo plazo. Por ello, es fundamental que tanto las familias como los centros educativos, principales contextos en los que se configura el funcionamiento psicosocial de los jóvenes, estén informados sobre este trastorno. Es esencial que sepan cómo actuar ante su detección y cuenten con las herramientas necesarias para abordarlo en su vida cotidiana.

Arfid

El ARFID, cuando la selección de comida se convierte en trastorno

¿Qué pueden hacer los centros educativos para apoyar a los alumnos con ARFID?

  • Conocimiento y sensibilización. Es necesaria la psicoeducación de los profesionales del ámbito educativo sobre el ARFID, destacando que las dificultades de estos alumnos tienen un impacto clínico y un diagnóstico específico. Además, se les deben ofrecer estrategias de intervención y actuación adecuadas.
  • Apoyo emocional. Es importante promover un entorno de comprensión y apoyo emocional para los alumnos, evitando el estigma asociado a los trastornos de la conducta alimentaria.
  • Implementación de programas de bienestar. Los programas de bienestar deben incluir técnicas de manejo del estrés y la ansiedad. Asimismo, es fundamental que los alumnos participen en todas las actividades académicas propuestas por el centro escolar, independientemente de si están relacionadas con la alimentación (talleres de cocina, actividades de huerto, salidas escolares, etc.).
  • Colaboración entre profesionales y familias. La comunicación y colaboración entre la familia y el centro escolar es un pilar clave. Además, ambos contextos deben trabajar de manera conjunta y coordinada con los profesionales de la salud responsables del plan de tratamiento para desarrollar un plan de apoyo individualizado, reforzar las pautas y los objetivos a seguir, y orientarlos en el proceso de recuperación.

Las personas con ARFID pueden desarrollar conductas de evitación que conducen, progresivamente, a un sentimiento de aislamiento social y a dificultades para establecer vínculos con sus compañeros.

Pautas para abordar el ARFID en los espacios de comedor escolar

  • Ofrecer opciones de alimentos variados y permitir que los alumnos elijan lo que desean comer, respetando sus preferencias y aversiones.
  • No obligar ni forzar a probar nuevos alimentos. 
  • Introducir nuevos alimentos de manera gradual, siguiendo el proceso de exposición alimentaria previsto en el plan de tratamiento.
  • Considerar la opción de permitir que los alumnos lleven su propia comida o puedan seleccionar el día que quieren quedarse en comedor escolar en base al menú establecido y sus preferencias. 
  • Crear un ambiente relajado y sin presiones durante las comidas, donde los alumnos se sientan cómodos.
  • Fomentar la socialización durante las ingestas compartiendo espacio con sus iguales, independientemente de la ingesta que esté realizando (igual, similar o diferente a la del resto). 
  • Realizar un seguimiento regular del progreso de los alumnos y ajustar las estrategias según sea necesario.
  • Mantener una comunicación abierta con las familias y el equipo de salud para asegurar que se están cumpliendo los objetivos establecidos.
Detectar TCA en el aula

¿Cómo detectar un trastorno de la conducta alimentaria en el aula?

Es esencial que las escuelas adopten un enfoque comprensivo y flexible para apoyar a los alumnos con ARFID. Los docentes deben comprender cómo este trastorno puede afectar el funcionamiento psicosocial de los estudiantes, lo que les permitirá implementar estrategias que favorezcan un entorno escolar más inclusivo y comprensivo. De esta manera, se promoverá el bienestar emocional y social de todos los estudiantes. Con la colaboración de todos los actores involucrados, se puede crear un entorno inclusivo que favorezca la salud y el bienestar de todos.