Los derechos dentro del contexto de la salud mental
Todas las personas necesitamos ser reconocidas y respetadas como personas libres y con plenos derechos. La consideración de estos derechos (traducidos a normas y leyes) y su ejercicio en la sociedad dan forma al respeto incondicional a la persona y a su dignidad como valor intrínseco. La persona tiene derechos por el mero hecho de nacer, independientemente de su condición económica, la orientación religiosa, el color de su piel, la orientación sexual o el hecho de tener o no una discapacidad.
Los derechos humanos, recogidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH) de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, en 1948, son básicos para asegurar que todas las personas, sin discriminación, puedan participar plenamente en la sociedad. Los principios en los que se basan son: la equidad, el respeto, la igualdad, la dignidad y la libertad.
La persona tiene derechos por el mero hecho de nacer, independientemente de su condición económica, la orientación religiosa, el color de su piel, la orientación sexual o el hecho de tener o no una discapacidad.
Estos derechos son tanto de tipo civil y político (derecho a casarse o a contraer otras formas de unión o de relación civiles, libertad de pensamiento, opinión y expresión, derecho a votar y participar en el gobierno, derecho a la libertad, etc.), como de tipo económico, social y cultural (derecho al trabajo, a la salud, a la educación, a participar en la cultura de la comunidad, a tener un nivel de vida adecuado, etc.).
Pero algunos grupos de población tienen más riesgo que otros de sufrir exclusión social, discriminación y otras vulneraciones de los derechos humanos. Así, las personas con problemas de salud mental o discapacidad están a menudo discriminadas, de una u otra manera, según el grado de desarrollo democrático y de derechos de su país. Aunque muchos países han avanzado mucho en este ámbito, los prejuicios, la violencia, la exclusión social, la segregación, los tratamientos abusivos o los atentados a su capacidad de decidir siguen siendo frecuentes.
En 2006, la ONU aprobó la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (conocida como Convención de Nueva York), un documento legalmente vinculante que fue ratificado por España en 2008. Esta convención no fue pensada tanto para crear nuevos derechos, sino para demostrar que los derechos ya existentes también se aplican a las personas con discapacidad, y se basa en los modelos social y de derechos de la discapacidad, y en un abordaje basado en la recuperación.
Los prejuicios, la violencia, la exclusión social, la segregación, los tratamientos abusivos o los atentados a su capacidad de decidir todavía continúan siendo frecuentes hacia las personas con problemas de salud mental o discapacidad.
Pero la existencia de leyes a favor del respeto y la protección de los derechos humanos para las personas con problemas de salud mental o discapacidad no garantiza su correcta aplicación.
Los QualityRights, una herramienta para garantizar los derechos en salud mental
En este sentido, de acuerdo con la Convención de Nueva York, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha desarrollado un conjunto de herramientas que incentivan, orientan y acompañan a los gobiernos y las organizaciones de todo el mundo para evaluar y mejorar la calidad de sus servicios de atención, siempre con una perspectiva de derechos humanos. Estos materiales se conocen como QualityRights y capacitan, sensibilizan y asesoran para:
- Transformar los servicios de salud mental hacia un modelo de atención holística, que respete la diversidad, basado en los derechos humanos y en la inclusión social de las personas.
- Romper con el estigma y la discriminación que viven las personas con problemas de salud mental.
Los QualityRights incluyen también una formación dirigida a todas las personas para aprender a cuidar de la propia salud mental, apoyar a familiares y amigos en su salud mental, y romper con el estigma, la discriminación y el abuso. Se estima que, por cada persona formada, se obtiene un impacto positivo en más de cien personas que tienen problemas de salud mental.
Un modelo de atención a la salud mental basado en la recuperación y los derechos de las personas implica un cambio de mentalidad de toda la sociedad, especialmente en los espacios en los que la persona socializa: la escuela, el trabajo, los servicios de atención de salud y sociales, etc. Por eso, los derechos en salud mental implican a todo el mundo.