Derechos y el modelo de recuperación
El modelo de recuperación en salud mental surge en los años 1990 de la mano de William A. Anthony, que define la recuperación como la posibilidad de vivir una vida plena a pesar de experimentar sintomatología. Se entiende así como un proceso subjetivo, una propuesta de orientar las intervenciones en salud mental hacia un nuevo objetivo y una estrategia a gran escala de transformar los servicios.
Algunos principios fundamentales del modelo son:
- La recuperación también puede darse sin la intervención de profesionales.
- El apoyo social es primordial para la recuperación de la persona, y es necesaria una mayor implicación y orientación comunitaria.
- La recuperación no es lineal: hay mejores y peores momentos, y todos forman parte del proceso.
- La relación con las personas atendidas debe ser más empática y tener en cuenta sus necesidades y anhelos, más allá de los diagnósticos y la sintomatología.
- Es necesaria la participación de las personas atendidas y de sus familias en el diseño de los servicios y de las intervenciones.
Este modelo, casi treinta años después, se ha implementado de forma parcial en los sistemas de salud mental de muchos países. La experiencia de países como los anglosajones nos demuestra que la aplicación del modelo de recuperación sin una perspectiva de derechos humanos puede generar distorsiones y barreras para los procesos de recuperación de las personas. La recuperación no puede darse sin respetar las preferencias y deseos de la persona, el ejercicio de sus derechos de ciudadanía y su inclusión en la comunidad.
Algunas prácticas de recuperación basadas en los derechos y autonomía de la persona son:
La ayuda mutua y el apoyo entre iguales&
Se fundamentan en la consideración de que la proximidad social fomenta la motivación, ayudan en la ampliación de las redes sociales, ofreciendo aceptación, apoyo, empatía y sentido de comunidad, y esto aumenta la esperanza, la autonomía y la asunción de responsabilidades. Acompañar entre iguales responde a los principios de respeto y horizontalidad, y en ningún caso a dirigir, convencer o persuadir.
Agente de apoyo entre iguales (peer support)
Las personas técnicas en acompañamiento y apoyo mutuo son personas que tienen o han tenido problemas de salud mental y que están formadas para apoyar a otras personas en proceso de recuperación.
Esta persona hace un acompañamiento profesionalizado, y está integrada en los equipos profesionales de los servicios de la red de salud mental. Puede desarrollar tareas de apoyo directo (defensa de derechos, acompañamiento en la reconstrucción de la vida en la comunidad y facilitación de actividades grupales) o indirecto (relacionado con la gestión administrativa y de la información, participar en reuniones de equipo y de supervisión, y en actividades formativas).
Los Grupos de Ayuda Mutua (GAM)
Son espacios o actividades grupales autoorganizados, dinamizados por personas que han pasado una experiencia adversa o una dificultad común, como puede ser un problema de salud mental, donde comparten sus vivencias en primera persona.
Son espacios diferenciados y, a menudo, complementarios a los recursos profesionales, en los que el conocimiento experiencial adquiere un valor primordial para la persona, donde se recibe y se apoya desde la horizontalidad, la voluntariedad y el respeto.
La Planificación de Decisiones Anticipadas (PDA)
Este proceso, estructurado y deliberativo, permite a la persona expresar sus valores, deseos y preferencias, formular y planificar cómo quisiera que fuera la atención que pueda recibir en situaciones de crisis, enfermedad grave o final de vida, especialmente en las circunstancias en las que no esté en condiciones de decidir. Así, sirve para promover y garantizar su capacidad de decisión, tanto en condiciones de estabilidad clínica como durante una crisis.
Este proceso, a diferencia del Documento de Voluntades Anticipadas (o testamento vital), no es judicialmente vinculante, pero refleja un acuerdo entre la persona afectada, un profesional con potestad para garantizar que durante una recaída la PDA se cumplirá y el entorno de apoyo de la persona (familiares, amistades y otros profesionales que la persona elija).
Formación y capacitación en empoderamiento y recuperación
Formación y sensibilización de las personas profesionales
Es fundamental para la implementación del modelo de recuperación.
Los objetivos de esta formación son la adquisición de conocimientos sobre el modelo de recuperación y sus conceptos fundamentales, la aplicación práctica de este modelo y el análisis de situaciones con una mirada crítica y de derechos. El hecho de que esta formación esté impartida (a menudo también planificada y liderada) por personas con experiencia propia en salud mental también permite que conecten con las necesidades y anhelos de estas personas en relación con su atención y su proyecto de vida.
Formación PROSPECT
Proyecto europeo de formación en empoderamiento en salud mental dirigido a personas con experiencia propia, familiares y profesionales, creado por la European Federation of Associations of Families of People with Mental Illnes (EUFAMI). Se compone de tres módulos específicos, uno para cada colectivo, e impartidos por personas formadas del mismo perfil que el de las personas participantes (llamadas «facilitadoras»), y un módulo común en el que participan todas las personas.
Housing First
Este modelo nace como un programa especialmente diseñado para personas en situación de sinhogarismo que no han tenido éxito en otros recursos residenciales. Muchas de estas personas tienen problemas de salud mental o adicciones.
El Housing First les proporciona una vivienda estable y soporte profesionalizado para que puedan mantenerse y hacer el mejor proceso de recuperación posible, siempre desde las fortalezas y preferencias de cada persona, desarrollando roles sociales significativos para ella.
Voluntariado y activismo en primera persona
Tanto el voluntariado como el activismo son herramientas para el cambio social y el desarrollo de las sociedades a través de la participación activa de las personas en la comunidad.
Cuando las personas voluntarias y activistas son personas que han tenido o tienen un problema de salud mental, les permite dotar de significado su vida, formar parte de la comunidad y, a la vez, ayudan en la lucha contra la discriminación y el estigma (y el autoestigma ) que rodean la salud mental y en la defensa de sus derechos.