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Me han diagnosticado TDAH de adulto, ¿ahora qué?

Consejos para gestionar algunos de los principales síntomas
Marta Martín García

Marta Martín García

Periodista especializada en TDAH
Mujer mirándose al espejo

Resumen

Cuando una persona es diagnosticada con TDAH de adulto, se abre la posibilidad de comprender y tratar las dificultades que puede tener en atención, impulsividad y hiperactividad. El diagnóstico puede desencadenar una mezcla de emociones, pero es crucial para acceder a distintas estrategias de manejo y tratamiento multimodal, que incluyen psicoeducación, medicación, terapia conductual y adaptaciones ambientales. Además de ofrecer oportunidades para aprovechar las fortalezas inherentes al TDAH, como la creatividad y la resiliencia, el diagnóstico representa el comienzo de una nueva etapa de autoconocimiento y adaptaciones personalizadas.
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El diagnóstico del trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es el primer paso para revertir un sistema de creencias destructivas: nos ofrece una explicación neurológica de por qué determinados aspectos de nuestra vida son tan difíciles. Y, lo que es más importante, nos reconcilia con nosotros mismos.

Tener TDAH no es fácil, los problemas en torno a la atención, la impulsividad y la hiperactividad interfieren en nuestro día a día de una forma abrumadora. Sin embargo, mucho más complicado es tenerlo sin tener un diagnóstico que explique el desarrollo caótico de nuestra vida o nos ofrezca la posibilidad de un tratamiento y de las herramientas para la gestión de los aspectos más molestos de la condición.

Este es el desolador panorama para las personas que tienen TDAH sin saberlo, aproximadamente el 50% de ellas. Así que, visto así, el diagnóstico es una buena noticia, ya que nos permite formar parte del porcentaje que tiene la llave para una vida más sencilla.

El diagnóstico nos ofrece una explicación neurológica de por qué determinados aspectos de nuestra vida son tan difíciles. Y, lo que es más importante, nos reconcilia con nosotros mismos.

A pesar de ello, recibir el diagnóstico no siempre es fácil y puede desencadenar emociones muy intensas y diversas. Para algunos, vendrá acompañado de una profunda tristeza por no haber sabido antes que el historial de dificultades, la frustración, la culpa, la vergüenza que desde siempre le han acompañado, tenían una explicación sencilla. Normalmente, después de esta tristeza, llega el alivio y la alegría de poder poner remedio. Pero también puede resultar abrumador si es algo no esperado, puede provocar miedo por tener que comunicarlo a un entorno que tal vez no lo entiendan o no se lo tomen en serio, y, en algunos casos, incredulidad y vergüenza.
 

Tdah adulto

Ana Gómez Salcedo

Maestra experta en TDAH y adulta afectada. Socia fundadora de la asociación AMATDAH
Asociación Madrileña de Adultos con TDAH (AMATDAH)

Una vez tenemos el diagnóstico, ¿qué podemos hacer?

En la comunidad médica hay consenso acerca de la manera más efectiva de afrontar el TDAH, que no es otro que un enfoque multimodal que combine diferentes modalidades de intervención complementarias, ya que estamos frente a una condición compleja que afecta varias esferas de la vida. Por lo tanto, es imprescindible trabajar desde varios puntos de vista. Estos son los más importantes:

  • Asimilar el diagnóstico. Sea la emoción que sea la que nos provoque, lo primero que tenemos que hacer es procesarla. Recibir un diagnóstico de salud mental puede llevarnos a una montaña rusa emocional, tan característica de nuestra condición. Así que, lo primordial es darnos un tiempo para entender el torrente de información que nos llega, porque cambiará nuestro día a día. En resumen, tomar conciencia sobre el problema para aprender a manejarlo, y reflexionar sobre las consecuencias de nuestros actos a partir de entonces.
  • Psicoeducación. Permite, tanto a las personas afectadas como al entorno, comprender mejor el trastorno y establecer estrategias concretas para enfrentarlo en la vida diaria. Nos ofrece información clara y validada sobre las causas, las manifestaciones y los posibles tratamientos del TDAH, o lo que es lo mismo, respuestas sobre lo que hemos experimentado durante toda nuestra vida y claves para entender qué es lo que nos aguarda en el futuro. Cuanto más sepamos sobre nuestra condición, mayor será nuestro sentimiento de competencia y control sobre nuestros síntomas. Tan importante como comprenderlo nosotros es que lo haga nuestro entorno, por lo que será mucho más afectiva si esta psicoeducación se comparte con las personas más cercanas.
  • Tratamiento farmacológico. La opción farmacológica es una opción personal que suele asustar porque está rodeada de bulos y desinformación, pero que supone una gran ayuda para la gestión diaria de nuestra condición. En todo caso, será el profesional que nos atienda quién deberá prescribirnos la medicación idónea en cada caso. 
Niño estudiando concentrado

El tratamiento farmacológico del TDAH en niños y adolescentes

  • Terapia conductual. És muy apropiada para reforzar el comportamiento positivo y tomar conciencia de nuestros procesos mentales. Reconocer qué nos hace funcionar y cómo lo hacemos es el primer paso para desarrollar estrategias de gestión de las dificultades y para mejorar nuestro funcionamiento psicosocial.
  • Adaptaciones ambientales, en el hogar, el colegio o el trabajo, para acomodar el contexto a nuestras necesidades específicas y facilitarnos el desempeño de nuestras tareas.
  • Coaching. Puede ser un buen apoyo para atender los retos diarios del TDAH. Una orientación adecuada nos ayudará a llevar una vida más organizada, a aumentar la productividad y a alcanzar nuestros objetivos. En definitiva, a mantener el foco y traducir las metas en acciones.
  • Apoyo. Hablar con alguien cercano sobre cómo nos sentimos y cuáles son nuestras necesidades. Alguien que no nos juzgue y con el que no sea necesario enmascarar nuestros síntomas. También es posible recurrir a alguna de las numerosas asociaciones de TDAH para compartir nuestro día a día, nuestras dudas, pero, principalmente, para entender que no estamos solos. 

Potenciar las fortalezas del TDAH

A pesar de todo lo dicho hasta ahora, el TDAH esconde algunas habilidades que bien aprovechadas se convierten en fortalezas únicas, cualidades que, en el entorno adecuado, pueden resultar simplemente brillantes. Por ejemplo: 

  • Somos muy curiosos e impacientes por saber todo lo posible acerca de algo. 
  • Somos creativos, ya que encontramos soluciones novedosas para la resolución de problemas. 
  • Somos incansables, no nos detenemos cuando todo el mundo lo hace. 
  • Tenemos hiperfoco. 
  • Tenemos una profunda empatía. 

De mentes divergentes como las nuestras, surgen grandes emprendedores, con una amplia perspectiva y un pensamiento out of the box (fuera de lo habitual). Y, sin duda, con una tremenda resiliencia ante la adversidad. 

TDAH y trabajo

¿Qué ocupaciones son las más idóneas si tienes TDAH?

Queda mucho camino por recorrer hasta conseguir los ajustes adecuados que necesitamos las personas con TDAH para poder sacar brillo de estas fortalezas, para no tener que enmascarar nuestros síntomas en un intento constante y agotador por ser como el resto. Pero, a través de información válida y educación en la neurodivergencia, poco a poco el TDAH se irá viendo como una oportunidad para aprovechar el potencial de un cerebro con un funcionamiento alternativo. No es cuestión de encajar, sino de poder mostrarnos tal como somos.

Y entender que el diagnóstico de TDAH no es un fin en sí mismo, sino el comienzo de un tiempo nuevo en el que descubrir cómo funciona nuestra mente y afrontar los síntomas con el tratamiento y las herramientas adecuadas.