- ¿Existe evidencia científica de que el arte ayuda al bienestar emocional y a la salud mental de las personas?
- ¿Qué tipo de mejoras pueden aportar las artes en la salud mental de nuestro alumnado?
- ¿Cómo puede ayudar al alumnado un acercamiento a la institución museística?
- ¿Cómo se puede utilizar el arte para trabajar la aceptación de emociones como el enfado o el miedo?
- Con la pandemia ha aumentado el número de alumnado con problemas de ansiedad y depresión. ¿Cómo podemos ayudarles con el arte?
- ¿El arte puede ayudar a gestionar síntomas como las obsesiones y compulsiones?
- ¿Qué tipo de actividades artísticas son más recomendables con alumnos con necesidades específicas de apoyo educativo?
- ¿De qué manera se puede trabajar la espiritualidad a través del arte?
- ¿Qué tipo de actividades artísticas se pueden realizar en el aula?
- Cuando trabajamos con adolescentes, ¿también nos pueden ayudar los lenguajes audiovisuales como cortometrajes o videoclips?
- ¿Cómo podemos utilizar la música para trabajar las emociones con el alumnado?
- ¿Cómo podemos utilizar el teatro para mejorar la salud mental?
- Queremos hacer una actividad artística compartida entre nuestro alumnado y personas con problemas de salud mental para trabajar el estigma. ¿Por dónde empezamos? ¿Qué podemos hacer?
Con la pandemia ha aumentado el número de alumnado con problemas de ansiedad y depresión. ¿Cómo podemos ayudarles con el arte?
El impacto de la pandemia, el confinamiento, las limitaciones al contacto social, la frustración y aplazamiento de expectativas, nos ha dejado secuelas indeseadas como el malestar emocional. Un malestar que tiene múltiples manifestaciones entre las que también encontramos la ansiedad o los estados depresivos tanto en jóvenes como en adultos. Sin duda la progresiva recuperación del contacto social, de las actividades y de los grupos de referencia suponen una oportunidad para revertir estos tipos de malestar emocional y psíquico.
El desarrollo de actividades artísticas ayuda a canalizar y dejar fluir el malestar, a aliviar el nivel de tensión que pueden producir la ansiedad o la depresión, a abrir «tiempos fuera» en los que la atención del alumnado recupera progresivamente la capacidad de estar orientada a la tarea encargada y, aunque sea por breves espacios de tiempo, se aleje de la autopercepción negativa que pueda tener de su estado.
Cuando además dichas actividades artísticas son compartidas nos ofrecen un marco especialmente relevante para facilitar procesos de contacto social positivo, de reconocimiento del malestar y de aprendizaje y soporte mutuo en un tránsito a la recuperación.
El arte puede ayudar a abordar emociones, a expresar dificultades y a plantear las adversidades. El arte, además de ser una herramienta necesaria, es una herramienta transformadora y rica en el contexto de la salud mental. La cultura se convierte en el sitio donde expresar la experiencia humana, el dolor profundo.
Boris Cyrulnik, unos de los referentes sobre resiliencia, se refiere a la cultura como la tercera vía porque es el lugar para explicar lo que no se puede compartir; por este motivo el arte se convierte en el lugar de la superación humana de la adversidad y el lugar de la resiliencia. En palabras de Cyrulnik: «la poesía, la obra de teatro o el dibujo se convierten en un acto de liberación porque les permiten compartir con otros lo que les pasó, pero controlando las emociones».