- ¿Cuál es la diferencia entre estar en soledad y sentirse solo?
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- Esta tristeza que siento ahora que soy joven, esta soledad, ¿me acompañará toda la vida? ¿Es un problema de mi personalidad?
- Me da vergüenza reconocer que me siento solo y no sé cómo o donde pedir ayuda.
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- Mi hija siempre ha tenido bastantes amigas, pero desde hace un tiempo ha empezado a aislarse y no sabemos por qué. ¿Cómo tendríamos que actuar los padres?
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- ¿Cómo podemos ayudar a una persona joven que se siente sola?
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- Si una persona nos cuenta que se siente solo o sola, ¿Qué deberíamos decirle y qué no?
- ¿Cómo podemos detectar los educadores si hay un adolescente o joven que está sufriendo de soledad no deseada?
Me da vergüenza reconocer que me siento solo y no sé cómo o donde pedir ayuda.
En primer lugar, sentirse solo es normal, a lo largo de la vida las personas hay veces que nos sentimos solas, no eres el único a quién le pasa. Muchas veces esta percepción está asociada a momentos de transición vital, situaciones de cambio (adolescencia, finalización de estudios, emancipación, final de relaciones sentimentales, pérdida de personas importantes…). Ten en cuenta que sentirse solo se debe a que consideras que hay un desajuste entre la cantidad y la calidad de las relaciones sociales que tienes y las que te gustaría tener.
A la vez, es normal que nos dé vergüenza reconocer que nos sentimos solos porque los mensajes que recibimos de nuestro alrededor, de las redes sociales, de la sociedad, parecen indicar que nadie se siente así. Pero esto no es real. Por ejemplo, según los datos de la Encuesta Ómnibus (2020) el 26,5% de los y de las jóvenes de Barcelona entre 16 y 24 años se sienten a menudo o a veces solos. Seguramente, si hablas con personas de tu alrededor con las que tengas confianza verás que algunos también sienten emociones parecidas a las tuyas.
¿Cómo y dónde puedes pedir ayuda? Depende de con quién te sientas cómodo y con la confianza suficiente para abordar este tema. Quizá en tu alrededor tienes personas de tu familia o amistades con quién puedes hablarlo. Si no es el caso, o no te apetece hablar con ellos, existen espacios y proyectos que pueden ayudarte. Puedes buscar en tu ciudad profesionales de la psicología, o servicios de atención a jóvenes (en Barcelona por ejemplo existe un recurso que se llama Aquí t’escoltem que puede ayudarte.
También puedes poner en práctica acciones para cambiar esta situación. Te damos algunas ideas.